Por Arzobispo Gregory M. Aymond
Clarion Herald – 3/25/17
Un centenar de sacerdotes, se reunieron la semana pasada en la Iglesia de Santa María Goretti, para pasar una mañana en oración de Cuaresma. ¿Cuán importante es para ustedes reunirse para la oración y la reflexión, cada año durante la Cuaresma?
Es muy importante. Somos primeros discípulos, antes de ser sacerdotes, y el Señor Jesús llama a todos sus discípulos a ser personas de oración. Él nos llama a todos a un cambio de corazón, y a la conversión durante esta temporada cuaresmal. Por lo tanto, es importante que, como líderes del pueblo de Dios, nosotros los sacerdotes y los obispos también respondemos a su invitación a la oración y al sacrificio durante esta temporada cuaresmal y a la conversión del corazón.
Es a través de aceptar el desafío de Dios que nos arrepentirnos, y que estamos capacitados para enseñarles a los demás, e invitarlos a conocer al Dios del perdón, que nos llama a arrepentirnos. Oímos una maravillosa reflexión del Padre Philip Neri Powell, sacerdote dominicano y profesor de homilética en el Seminario de Notre Dame. El Padre Phillip nos urgió a evaluar nuestras vidas, y tener cuidado de no colocar ningún ídolo – cosas como la popularidad, la necesidad de tener razón, la necesidad de ser visto como santo o inteligente o pastoral – por encima del mayor bien, que es Dios mismo. Dijo que poner algo ante Dios “amenaza nuestro acceso al único que puede salvarnos. ... El cuidado de las almas es demasiado importante, para ser hecho a medias.”
También, ofreció el sacramento de la confesión a los sacerdotes.
Sí. A veces tengo la impresión de que la gente piensa que nosotros como sacerdotes y obispos podemos mirarnos en el espejo, y perdonarnos a nosotros mismos. Como todos los demás, los obispos y los sacerdotes, se confiesan. Eso es por dos razones: una, aceptar la misericordia de nuestro Dios amoroso, pero, dos, ser reconciliados con la Iglesia, porque a veces también lastimamos a las personas, y afectamos el cuerpo de Cristo por lo que hacemos o por lo que no hacemos o por nuestros pecados de omisión. No sólo pedimos la misericordia de Dios, sino también, nos reconciliarnos con aquellos a quienes pudimos haber herido, a sabiendas o sin saberlo.
¿También, es una gran oportunidad reunirse y renovar amistades entre los sacerdotes?
Sí. Creo que tenemos un gran presbiterio, que tiene un gran espíritu de fraternidad. Me siento muy bendecido de ser parte de este presbiterio, y siempre digo a los recién ordenados en su ordenación, que se unan no sólo a otros sacerdotes, sino que se unan a una fraternidad de sacerdotes – hombres que realmente se cuidan unos a otros. Tuvimos cerca de 100 sacerdotes en la mañana de oración de Cuaresma.
Cada año, tenemos varias ocasiones como ésta. Nos reunimos cerca de la Fiesta de la Epifanía para la oración y para una recepción. El próximo mes, tendremos un evento social en la Villa de los Sacerdotes, en el northshore. También, tenemos una convocatoria anual para todos los sacerdotes ministrando en la Arquidiócesis de Nueva Orleáns. Éstas son sólo algunas de las oportunidades que tenemos de reunirnos cada año, y esas ocasiones son importantes.
Necesitamos el apoyo mutuo y las oraciones de todos. Estamos agradecidos por las muchas personas en las parroquias que nos brindan apoyo con la oración, y trabajan con nosotros en el ministerio – y nosotros nos apoyamos en eso. También, nos apoyamos en nuestros hermanos sacerdotes, mientras caminamos juntos, siendo los pastores del pueblo de Dios.
¿No tienen los sacerdotes también grupos de apoyo el uno para el otro?
Sí. Hay varios grupos de apoyo, de los cuales algunos conocemos, y algunos de los cuales no sabemos. Algunos son formales y otros más informales. Pero, creo que nuestros hermanos sacerdotes aquí en la arquidiócesis, sienten una fuerte necesidad de conectarse con sus hermanos, para la oración, y para la discusión y la diversión. Es genial poder compartir eso juntos.
¿Cuál fue el mensaje de este día?
La Cuaresma es una estación muy importante en la vida de la Iglesia. La Cuaresma es un tiempo de cambio de corazón y un tiempo de conversión. Sabemos que a medida que abrazamos esto más plenamente, podemos dirigir al pueblo encomendado a nuestra pastoral en ese cambio de corazón y tiempo de conversión. Agradezco a todos nuestros sacerdotes por su ministerio. Al abrazar a Cristo más plenamente, podemos ser los buenos pastores que Dios nos ha llamado a ser.
Preguntas para el Arzobispo Aymond pueden enviarse a: [email protected].