Por Arzobispo Gregory M. Aymond
Clarion Herald – 4/8/17
¿Puede explicar la decisión de reunir a cientos de personas – sacerdotes, directores, catequistas, religiosos, consejeros escolares, ministros de campus y directores de IT – la semana pasada, para hablar sobre el tema de la pornografía, especialmente cuando afecta a niños y adolescentes?
Esto ha estado en mi mente y mi corazón, por más de un año. Puedo recordar específicamente el año pasado, cuando por tres días seguidos, algún aspecto de la cuestión de la pornografía me llamó la atención, y esto fue algo que me sentí obligado a llevarlo en oración al Señor.
Pude ver los efectos que la pornografía estaba teniendo sobre los jóvenes, y sus familias. Al reflexionar sobre esto en la oración sentí una sensación de desesperanza, y me sentí, así como sin dirección. Las preguntas que seguían apareciendo eran: ¿A dónde vamos? ¿Qué hacemos? Todo el mundo está hablando de pornografía, pero ¿Qué debemos hacer?
En la oración una mañana, estuvo todo muy claro. En mi corazón, Dios me estaba diciendo, ¿Por qué no haces algo? La Iglesia local debe actuar.
No podemos simplemente quedarnos hablando de ello – y hay muchos que ni siquiera están hablando de ello. Así, que iniciamos un equipo, encabezado por el Dr. Michael Whitehouse, de la Oficina de Educación Religiosa, para discutir el tema y avanzar.
Sabemos que la pornografía es un problema universal. Usted, ha decidido primero, despertar conciencia a niveles de la escuela primaria y secundaria. ¿Por qué eso?
Ha sido mi experiencia, que cuando hablo con los padres sobre el tema de la pornografía, me dicen: “Mis hijos son maravillosos. Nunca se involucrarían en eso”.
Bueno, la realidad es que lo están. Casi no hay familia que no se vea afectada por la pornografía. Sabemos que los niños de tan sólo 10 años – e incluso más jóvenes – están expuestos a la pornografía en la Internet, y algunos niños pueden convertirse en adictos a la pornografía desde el octavo grado.
Por eso, es crítico crear conciencia en nuestras escuelas y escuelas de religión parroquiales. Creo que hay muchas facultades por las que nunca han discutido el tema.
Algunos maestros, me han dicho que sus hijos pueden tener problemas como cualquier otro niño, pero no tienen problemas en esta área. Todos los estudios muestran que no es el caso. Este es un problema serio en cada escuela, en cada programa de educación religiosa de la parroquia y en las parroquias. Es una epidemia en la sociedad, y esto no es una exageración.
Con la gracia de Dios, debemos avanzar y abordar este tema de una manera muy colaborativa. El hecho de que 600 personas asistieran a nuestros seminarios sobre este tema, me dice que es muy importante.
¿Cómo procedería usted?
Las reuniones de la semana pasada fueron sólo el comienzo – el primer paso. Esto no fue diseñado para resolver el problema de la pornografía, porque eso es imposible, en este momento. Los talleres fueron diseñados para traer el tema a la luz, y hablar de ello. Hay un elefante en la habitación y la mayoría de las familias, parroquias, escuelas y la sociedad tienen miedo de hablar de ello. La realidad es que la pornografía se ha convertido en la norma, por lo que debemos entrar en discusión. Esta no es una cuestión Católica, pero como Católicos, necesitamos asegurarnos de que hay una respuesta Católica al tema. Como personas involucradas en el ministerio tenemos la responsabilidad de tomar posición, actuar y hablar. La arquidiócesis también tiene la responsabilidad de proporcionar a la gente los recursos para abordar esto.
La arquidiócesis ha decidido asociarse con un grupo llamado Covenant Eyes. ¿Puede explicar quién es Covenant Eyes, y cómo ellos serán parte de este proceso?
Covenant Eyes es un grupo basado en la fe, que comenzó en Michigan, pero se ha extendido por los Estados Unidos, y ha ofrecido a padres e instituciones, recursos como software de filtrado de Internet y otras estrategias para que los padres ayuden a proteger a sus hijos de la pornografía. En los viejos tiempos, la pornografía estaba disponible principalmente en el quiosco de la esquina. Ahora, las computadoras portátiles y los teléfonos inteligentes hacen que la pornografía esté fácilmente disponible y nadie, especialmente un niño, está seguro, no importa cuántos filtros podamos poner en los dispositivos.
Una parte importante de nuestra tarea será enfatizar la moralidad involucrada en la toma de decisiones cristiana, y promover la sacralidad del cuerpo humano y las relaciones humanas. Entiendo de Covenant Eyes, que somos quizás la primera diócesis de los Estados Unidos en pedir ayuda para desarrollar un plan estratégico de cinco años, para combatir la pornografía. Los seminarios y talleres son muy buenos, pero siempre creo que necesita del seguimiento, para hacer un plan realmente eficaz.
Ryan Foley, uno de sus líderes de equipo, estará disponible para presentar talleres y ayudar a elaborar el plan estratégico. Vamos a poner empeño en ese plan en los próximos meses. Una gran parte será plantear el problema con los padres, que son los primeros y mejores maestros de sus hijos. También, lanzaremos una campaña integral, que incluirá a los medios de comunicación social, la televisión, la radio y el Clarion Herald, para que la gente sepa que hay un lugar donde llamar y un número de línea directa para llamar, si alguien de su familia está luchando con la pornografía.
Usted hizo un comentario muy interesante, sobre las escuelas que necesitan ser compasivas, cuando descubren que los estudiantes han estado usando pornografía. ¿Es la vieja cuestión de justicia, versus misericordia?
En el pasado, si un niño hubiese sido encontrado con pornografía o si hubiéramos sabido sobre el uso de la pornografía por alguien en un programa de educación religiosa, muchas escuelas y parroquias, lo habría expulsado – y eso no es justificable. Ese niño necesita amor, aceptación y perdón. Ese niño necesita poder comenzar su vida otra vez, con nuestra ayuda y el amor de Dios.
Y como usted dijo, este es un problema universal entre todas las edades y géneros.
Sí, todas las estadísticas muestran que, esto ya no es exclusivamente un problema para los hombres. La tasa de mujeres adictas a la pornografía está aumentando cada día. Sé de muchas familias donde el divorcio ha ocurrido debido a esto. Necesitamos pedirle a Dios que, la mente y el corazón de Jesús, nos ilumine para forjar un camino hacia adelante. Oramos para que el Señor ayude a los jóvenes y a las familias a crecer en un profundo respeto por el cuerpo humano y el don de la sexualidad. El Señor Jesús es verdaderamente nuestro sanador, y le pedimos que bendiga, y sane a aquellos que se han vuelto dependientes o adictos a la pornografía. Que nos ayude a traer esperanza y sanación.
Preguntas para el Arzobispo Aymond pueden enviarse a: [email protected]