Por Arzobispo Gregory M. Aymond
Clarion Herald – 5/6/17
¿Qué tan satisfecho está usted de que, el Comité Judicial del Senado de Luciana haya votado 6-1 la semana pasada, para pedirle a todo el Senado que discuta un proyecto de ley que derogue la pena de muerte del estado?
Me siento muy positivo al respecto, porque nosotros, como Iglesia Católica, junto con muchas otras personas en la comunidad, hemos estado instando a los legisladores a considerar este asunto, y verlo como un asunto Pro-vida. Es difícil argumentar lógicamente, que los Católicos estamos contra el aborto, contra la eutanasia y contra el suicidio asistido, pero estamos a favor de la pena de muerte.
Algunos dirían: “Bueno, estas personas cometieron crímenes graves, y deberían pagar las consecuencias”. Pero eso es ojo por ojo, y diente por diente, y eso no es lo que Jesús dijo. Jesús dijo que tenemos que perdonar y ayudar a las personas a rehabilitar sus vidas.
¿Por qué la Conferencia de los Obispos de Luciana emitió su más reciente declaración en contra de la pena de muerte?
Queríamos comunicar a los legisladores nuestra posición, porque muchos de ellos, ya nos habían pedido eso. Queríamos asegurarnos de que nuestra posición teológica se comunicara claramente. Teológicamente, lo importante es que, aunque la gente haya cometido errores, una vida humana es una vida humana. Es importante que la gente recuerde que Jesús, en la cruz, perdonó al Buen Ladrón, y dijo que estaría con él ese mismo día en el paraíso. Eso, nos da el ejemplo del perdón Divino.
Recientemente, el Papa Francisco dijo que debemos estar más atentos a la rehabilitación de las personas, y a darles la bienvenida cuando salen de la cárcel, ayudándoles a experimentar una nueva forma de vida.
Algunos dirían que sería mejor matar a la persona, pero ¿Ellos no merecen, al igual que el Buen Ladrón, la oportunidad de arrepentirse, y formar una nueva forma de vida? Tenemos la capacidad a través de nuestro sistema penal, para proteger a la sociedad, al mantener a alguien que ha cometido un crimen grave en la cárcel de por vida.
¿Es esto todavía una posición desafiadora para algunos Católicos, aceptar especialmente cuando usted no está hablando de la vida humana de un “inocente”?
Es un reto. Pero creo que San Juan Pablo II dejó claro en “Evangelium Gaudium” que la pena de muerte es “una ofensa contra la inviolabilidad de la vida y la dignidad de la persona humana, lo que contradice el plan de Dios para el hombre y la sociedad”. San Juan Pablo II, también, dijo en el “Catecismo de la Iglesia Católica” que si los medios no letales son “suficientes” para proteger a la sociedad de un agresor, el gobierno debe limitarse a esos medios. El catecismo continúa diciendo: “Los casos en que la ejecución del delincuente, es una necesidad absoluta, son muy raros, si no prácticamente inexistentes”.
¿Le preocupa lo que está sucediendo ahora en Arkansas y Misisipi?
Sí. Arkansas ha programado una serie de ejecuciones para las próximas semanas, y Misisipi está considerando reinstalar el pelotón de fusilamiento, como una forma de ejecución. Creo que este es un momento profético para Luciana. Con todo eso, hay cada vez más estados que están aboliendo la pena de muerte. Algo que encendió la chispa para que el movimiento revocara la pena de muerte, es el resultado del trabajo de la Hermana Helen Prejean, una Hermana de San José, que ha dedicado más de 25 años de su vida a esta causa Pro-vida.
¿Tiene alguna idea acerca de las perspectivas del proyecto de ley en la Cámara del Senado?
Cuando se trata de política, no puedo especular nada, pero yo rezo. Espero que la gente hable con sus legisladores, e intente ayudarlos a entender la posición de la Iglesia. Nuestra posición está enraizada en el mensaje del Evangelio. Jesús perdonó al Buen Ladrón en la cruz, porque le pidió perdón. Lo que muchas personas que han perdido seres queridos a través de la violencia, no se dan cuenta que, cuando su ser querido se ha ido, la muerte de otra persona, no les trae la paz. Algunas personas dicen que, a menos que la persona sea ejecutada por el crimen, no experimentarán olvido, ni paz. La muerte de otro, no suele traer paz u olvido. Los estudios lo confirman.
¿Qué cree que el gobernador Edwards haría en este asunto?
Sabemos que él es muy Pro-vida, y que valora la dignidad de la vida humana que Dios nos ha dado.
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